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Cuando nos preguntan sobre la relación que compartimos con nuestros queridos caballos y burros, a veces notamos que algunas personas pueden encontrarla extraña o inusual. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, esta relación es una fuente profunda de satisfacción y significado, y nos asombra que otros puedan percibirla de manera diferente.

Nuestro enfoque hacia nuestros compañeros equinos va más allá de simplemente usarlos para satisfacer necesidades específicas. No los consideramos meras herramientas para montar o realizar tareas, sino como seres con sus propias necesidades, deseos y personalidades únicas. En nuestro mundo, compartimos una vida conjunta, colaboramos en armonía y establecemos vínculos que trascienden las normas convencionales.

Para nosotros, cada caballo y burro es un anfitrión en su propio mundo, y nos sentimos honrados de poder formar parte de sus vidas. Al construir relaciones basadas en la confianza, el respeto mutuo y la comunicación profunda, creamos un ambiente en el que todos podemos expresarnos libremente y sin temor. Esta confianza mutua es la base de nuestra conexión y nos permite disfrutar de cada interacción de manera significativa y enriquecedora.

A lo largo del tiempo, hemos llegado a amar sinceramente a nuestros amigos equinos. Este amor va más allá de su utilidad y se convierte en una manifestación de aprecio por su belleza, su presencia y su espíritu. Cada momento compartido, ya sea acariciándolos, paseando juntos o trabajando en equipo, se convierte en una oportunidad para fortalecer nuestros lazos y nutrir nuestra relación.

Un componente crucial de esta conexión es el énfasis en la libertad y la autonomía de nuestros caballos y burros. No buscamos imponer nuestra voluntad sobre ellos, sino colaborar en armonía. Reconocemos su capacidad para tomar decisiones y valoramos sus contribuciones a nuestra relación. Esta dinámica de igualdad y respeto mutuo nos permite crecer juntos y aprender unos de otros.

Nuestra relación con nuestros queridos caballos y burros es una historia de amor y colaboración. Los vemos como individuos valiosos, como amigos leales y como socios en esta hermosa travesía llamada vida. Cada día que pasamos con ellos es un recordatorio de la belleza de las conexiones entre especies diferentes y la profundidad de la satisfacción que pueden aportar a nuestras vidas.